Extraño destino de ésta joven que dió todo lo que tenía y era sensible al discreto encanto de las pequeñas cosas. Como Don Quijote había decidido combatir al implacable molino de todas las miserias humanas. Combate perdido de antemano que acabó prematuramente con ella. Con 23 años Amélíe Poulain dejaba que su existencia se marchitara en el remolino de la aflicción universal.
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