viernes, febrero 25, 2011

Tabú

El Ángel de la guarda le susurró a Fabian, por detrás del hombro.
-¡Cuidado, Fabian! Está dispuesto que mueras en cuanto pronuncies la palabra zangolotino.
-¿Zangolotino?- preguntó Fabian azorado.
Y muere.
                                                                    Enrique Anderson Imbert

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